Complejo Volcánico Atacazo-Ninahuilca
Mapa de los peligros volcánicos potenciales del complejo volcánico Atacazo-Ninahuilca
1. Introducción.
El Atacazo-Ninahuilca es un volcán poco conocido por la ciudadanía. Su edificio principal, llamado Atacazo, es bastante antiguo y puede ser visto claramente desde el sur de Quito. La parte más joven y potencialmente activa de este complejo, llamada Ninahuilca, está ubicada al Sur-Occidente del Atacazo y conformada por un grupo de domos de lava concentrados al interior de una depresión topográfica de forma rectangular, que cubre una superficie de ~20 km2. Por su ubicación, estos domos han pasado prácticamente desapercibidos por la ciudadanía durante mucho tiempo.

Figura 1. Domo Ninahuilca Chico II visto desde el Norte. Al fondo se observa los volcanes Corazón e Iliniza. Foto: G. Chazot
El Complejo Volcánico Atacazo-Ninahuilca está compuesto por dos edificios antiguos, La Carcacha y el Atacazo cuyas edades son de 1.3 millones de años para el primero y entre 200 y 80 mil años AP para el segundo. La Carcacha es un edificio principalmente lávico, mientras que el Atacazo tiene varias secuencias de lavas andesíticas y cáidas de piroclastos asociadas a su construcción y correspondiente actividad. Los domos más jóvenes han presentado actividad desde hace aproximadamente 12 mil años AP. Estos son de composición dacítica y los productos son principalmente caídas de tephra y depósitos de flujos piroclásticos que han rellenado las diferentes quebradas que circundan al Atacazo y en los drenajes del edificio, donde en la actualidad aún se los puede ver. Parte de estos depósitos de flujos y caídas piroclásticos afloran en la vía Aloag-Santo Domingo y en el sur de Quito. La última actividad de este complejo volcánico corresponde al emplazamiento del domo Ninahuilca Chico II, la misma que se produjo hace 2700 años AP (Hidalgo et al., 2008).
2. Peligros potenciales
2.1 FLUJOS PIROCLÁSTICOS
Flujos piroclásticos comprenden masas nubosas calientes de gas, ceniza y fragmentos de roca y piedra pómez que se desplazan ladera abajo a grandes velocidades siguiendo la topografía. Se pueden originar por el colapso de la columna eruptiva, por desborde del material piroclástico sobre el filo de la caldera o por explosiones dirigidas lateralmente. La peligrosidad de este fenómeno se la atribuye a sus altas temperaturas y velocidades y a las grandes extensiones que cubre. Comúnmente las temperaturas varían de 350 a 1000°C, las velocidades alcanzan de 50 a 250 km/h y las áreas que quedan afectadas varían de 10 a 600 km 2 . Esta combinación de factores hace que los flujos piroclásticos destruyan todo lo que encuentran a su paso. Cualquier forma de vida muere por impacto de material, sofocación y/o quemaduras; mientras tanto, los edificios y estructuras resultan enterrados, quemados y/o arrasados por los vientos huracanados asociados. Debido a esta capacidad devastadora, los flujos piroclásticos son considerados como el fenómeno volcánico más letal, siendo casi nulas las posibilidades de sobrevivir a su paso.
Además de los peligros asociados directamente con los flujos piroclásticos, estos fenómenos pueden transformarse en extensos flujos de lodo que alcanzan distancias todavía mayores al entrar en los diferentes drenajes.
En base a estudios detallados de erupciones pasadas de Ninahuilca se sabe que tales flujos son comunes y al restringirse a los drenajes del volcán han viajado distancias de hasta 45 km. En el mapa adjunto se presenta en rojo la zona donde existe el máximo peligro por la ocurrencia de un flujo piroclástico. Se determinó esta zona combinando los límites de los depósitos mapeados con el concepto de la línea de energía, para el cual se asumió que su origen sería por colapso de la comuna eruptiva a los 1300m sobre la cumple y tendría una línea de energía de 6°. Para la zona de menor peligro, indicada en color rosado, se asumió que el colapso de la columna ocurriría a los 1550m y tendría una línea de energía de 6°. La probabilidad de que se produzca una erupción de esta magnitud es remota. Los límites de estas zonas se han puesto con líneas punteadas para recalcar que, como para todos los fenómenos naturales, no se puede predecir exactamente el alcance de los peligros asociados.
El riesgo asociado con los flujos piroclásticos es muy alto, debido a que ciertas zonas que potencialmente podrían ser afectadas se encuentran pobladas y provistas de infraestructura importante. Debido a que la caldera está abierta hacia el Suroccidente, se espera que estos flujos se dirijan hacia allá; sin embargo, de acuerdo a erupciones pasadas, estos flujos podrían descender también por los flancos exteriores orientales y entrar al Valle Interandino, así como bajar por el valle del río Saloya al Noroeste. En caso de una erupción se encontrarían en peligro las poblaciones de Tambillo, Uyumbicho, Amaguaña, Alóag, Tandapi, Toachi y Chiriboga, así como la infraestructura vial existente y una amplia zona agrícola y ganadera.
2.2 FLUJOS DE LAVA Y DOMOS
Durante una erupción, cuando el contenido de gas del magma es relativamente bajo, se forma lava, que, dependiendo de su viscosidad y tasa de emisión, puede fluir formando flujos de lava o acumularse formando domos. El peligro asociado con cada uno de estos fenómenos es diferente.
Los flujos de lava son corrientes de roca fundida, relativamente fluida, que comúnmente salen del cráter o de grietas en o cerca del cono. Tienen normalmente forma de lengua, se restringen a los drenajes disponibles y viajan ladera abajo hasta distancias de decenas de kilómetros. Se mueven generalmente a bajas velocidades, medidas en decenas y raramente en centenares de metros por hora. La distancia que alcanza un flujo depende de la viscosidad de la lava emitida, de la pendiente de su camino y de los obstáculos encontrados. A pesar que los flujos queman y destruyen todo lo que encuentran a su paso, debido a su baja velocidad se pueden estimar su rumbo y avance para así evacuar la población en peligro. Flujos de lava han causado muertes cuando se han movilizado a velocidades altas, cuando dos o más flujos se han unido cortando los caminos de evacuación y cuando el flujo ha entrado en contacto con hielo, nieve y/o agua produciendo explosiones de vapor. Por otro lado, los flujos de lava pueden causar el represamiento de ríos que al romperse causarían la inundación de grandes áreas.
En el pasado, los flujos de lava han sido uno de los fenómenos más comunes asociados con las erupciones del antiguo Volcán Atacazo. Sin embargo, no se han reconocido flujos de lava modernos provenientes del centro de emisión más joven. Si en la futura erupción se generan flujos de lava, se espera que debido a su composición dacítica, no tuvieran gran movilidad y viajarían pocos kilómetros del vento siguiendo el valle del río Ninahuilca.
En el mapa se ha indicado en rojo la zona que podría ser afectada por flujos de lava. Afortunadamente no viven muchas personas en las áreas amenazadas y la infraestructura es mínima, comprendida principalmente por algunos caminos de herradura o instalaciones telemétricas.
La formación de domos es peligrosa porque durante su crecimiento sus flancos pueden volverse inestables y colapsar generando avalanchas de roca y ceniza, denominadas flujos de colapso de lava. Los peligros asociados con este fenómeno son similares a aquellos de los flujos piroclásticos. Es característico del Volcán Ninahuilca formar domos de cientos de metros de altura, que podrían colapsar fácilmente, generando así avalanchas de escombros que podrían viajar hasta 5 km aguas abajo. Ellas estarían restringidas al drenaje circundante y podrían extenderse aguas abajo, por los ríos Ninahuilca Chico y Ninahuilca Grande, arrasando con todo a su paso. No es probable que dicha avalancha tenga el volumen y velocidad necesarios para llegar a la carretera Alóag-Alluriquín.
2.3 GASES VOLCÁNICOS
Antes, durante y después de una erupción de un volcán, es común detectar un notable aumento en la cantidad y tipo de gases que él emite. Tales gases consisten principalmente de vapor de agua; sin embargo, casi siempre existen también pequeñas cantidades de gases peligrosos. En las zonas altas donde soplan continuamente por vientos fuertes, se dispersan rápidamente dichos gases, no obstante en depresiones y partes bajas, estos gases se pueden acumular y alcanzar concentraciones letales. Por otro lado, existen elementos tóxicos como el flúor y azufre que se adhieren a la ceniza y al depositarse ésta se produce la contaminación del suelo y las aguas. También los gases en la columna eruptiva pueden ser lavados por las lluvias que generalmente acompañan las erupciones provocando una lluvia ácida que podría impactar seriamente en el medio ambiente; este fenómeno puede ocurrir hasta a decenas de kilómetros del volcán.
En caso de reactivación del Ninahuilca hay que tomar en serio estos consejos.
2. 4 FLUJOS DE LODO Y DE ESCOMBROS (LAHARES)
Los flujos de lodo y escombros, conocidos también como lahares, comprenden una mezcla en proporciones variables de agua y material rocoso, principalmente volcánico (roca, pómez y ceniza), la cual, una vez combinada viaja rápidamente pendiente abajo, siguiendo el curso de las quebradas. Son fenómenos comunes cuando abunda el agua, ya sea por la fusión de un casquete de hielo y nieve en la cumbre, de un lago en el cráter, de lluvias fuertes o cuando un flujo piroclásticos entra en contacto con un río o laguna. La peligrosidad asociada a este fenómeno está determinada por el volumen de agua disponible, la cantidad y el tamaño del material suelto, la gradiente del terreno, el encañonamiento de los drenajes y de la fluidez del flujo. Se han observado velocidades de 20 a 100 km/h en lahares históricos de otros volcanes pudiendo estos extenderse no solo decenas, sino cientos de kilómetros, arrasando con todo lo que encuentra a lo largo del cauce y a orillas de los drenajes afectados. Típicamente dejan a su paso un depósito de escombros de varios metros de espesor. El principal peligro por estos flujos para la vida humana es el enterramiento y el impacto de bloques y otros escombros. Los edificios y otros bienes que están en el camino del flujo son destrozados, enterrados o arrasados. Debido a su alta velocidad, los flujos pueden mover y aún arrastrar objetos de gran tamaño y peso, tales como puentes, vehículos, árboles.
En caso de reactivación del Ninahuilca, existen peligros por lahares en la zona roja del mapa y a lo largo de los ríos que se originan en sus flancos. En la franja de mayor peligro por lahares, mostrada en gris oscuro, éstos podrían alcanzar hasta 80 m de altura en los ríos encañonados. La franja de menor peligro, indicada en gris claro, abarca el área hasta 120 m sobre el nivel de los ríos. En el mapa regional adjunto se pueden apreciar las zonas aledañas a los ríos Pilatón, Toachi y Saloya que podrían ser afectadas.
El riesgo asociado con este fenómeno es grande debido a que viven muchas personas en las áreas de mayor y menor peligro. Las poblaciones en mayor peligro son Tandapi y Chiriboga, en adición a la gente que vive a lo largo de los mencionados ríos. La infraestructura más importante a ser afectada serían las carreteras, el oleoducto y el poliducto.
Durante la erupción, los moradores deben abandonar las partes bajas de los valles y buscar refugio en las partes altas.
Mapa 3. Lahares Ninahuilca: Si ocurriere una erupción, lahares peligrosos podrían bajar por los valles y extenderse hasta grandes distancias del volcán. Las personas que viven y trabajan en estas áreas deben mantenerse vigilantes y estar de guardia día y noche durante una crisis volcánica. Se deben evitar los fondos de los valles, debiendo alejarse hacia las zonas altas.
2.5 FLUJOS PIROCLÁSTICOS
Flujos piroclásticos comprenden masas nubosas calientes de gas, ceniza y fragmentos de roca y piedra pómez que se desplazan ladera abajo a grandes velocidades siguiendo la topografía. Se pueden originar por el colapso de la columna eruptiva, por desborde del material piroclástico sobre el filo de la caldera o por explosiones dirigidas lateralmente. La peligrosidad de este fenómeno se la atribuye a sus altas temperaturas y velocidades y a las grandes extensiones que cubre. Comúnmente las temperaturas varían de 350 a 1000°C, las velocidades alcanzan de 50 a 250 km/h y las áreas que quedan afectadas varían de 10 a 600 km 2 . Esta combinación de factores hace que los flujos piroclásticos destruyan todo lo que encuentran a su paso. Cualquier forma de vida muere por impacto de material, sofocación y/o quemaduras; mientras tanto, los edificios y estructuras resultan enterrados, quemados y/o arrasados por los vientos huracanados asociados. Debido a esta capacidad devastadora, los flujos piroclásticos son considerados como el fenómeno volcánico más letal, siendo casi nulas las posibilidades de sobrevivir a su paso.
Además de los peligros asociados directamente con los flujos piroclásticos, estos fenómenos pueden transformarse en extensos flujos de lodo que alcanzan distancias todavía mayores al entrar en los diferentes drenajes.
En base a estudios detallados de erupciones pasadas de Ninahuilca se sabe que tales flujos son comunes y al restringirse a los drenajes del volcán han viajado distancias de hasta 45 km. En el mapa adjunto se presenta en rojo la zona donde existe el máximo peligro por la ocurrencia de un flujo piroclástico. Se determinó esta zona combinando los límites de los depósitos mapeados con el concepto de la línea de energía, para el cual se asumió que su origen sería por colapso de la comuna eruptiva a los 1300m sobre la cumple y tendría una línea de energía de 6°. Para la zona de menor peligro, indicada en color rosado, se asumió que el colapso de la columna ocurriría a los 1550m y tendría una línea de energía de 6°. La probabilidad de que se produzca una erupción de esta magnitud es remota. Los límites de estas zonas se han puesto con líneas punteadas para recalcar que, como para todos los fenómenos naturales, no se puede predecir exactamente el alcance de los peligros asociados.
El riesgo asociado con los flujos piroclásticos es muy alto, debido a que ciertas zonas que potencialmente podrían ser afectadas se encuentran pobladas y provistas de infraestructura importante. Debido a que la caldera está abierta hacia el Suroccidente, se espera que estos flujos se dirijan hacia allá; sin embargo, de acuerdo a erupciones pasadas, estos flujos podrían descender también por los flancos exteriores orientales y entrar al Valle Interandino, así como bajar por el valle del río Saloya al Noroeste. En caso de una erupción se encontrarían en peligro las poblaciones de Tambillo, Uyumbicho, Amaguaña, Alóag, Tandapi, Toachi y Chiriboga, así como la infraestructura vial existente y una amplia zona agrícola y ganadera.
2.6 AVALANCHAS DE ESCOMBROS
Si ocurre un colapso de cualquier flanco del volcán, una parte de esta zona podría ser afectada por una avalancha de escombros. Este fenómeno, que es poco común, se caracteriza por desplazarse a grandes velocidades, destruyendo todo lo que encuentra a su paso. En el caso que se detecte un notable hinchamiento del volcán, sería necesaria la evacuación de todas las personas del área amenazada.
3. Mapa de peligros
Este documento se presenta como un instrumento de planificación regional debido a su escala (1:50.000) y esta dirigido a las autoridades para la toma de decisiones y la gestión del riesgo en prevención ante una eventual erupción del Complejo volcánico
Mapa 4.- Peligros asociados al volcán Ninahuilca