De París a Pekín a través de Siberia
Un repaso sobre el épico viaje de Víctor Meignan en el corazón de Asia
Introducción
A finales de 1873, el explorador francés Víctor Meignan se embarcó en un viaje que lo llevaría a cruzar la enormidad del continente euroasiático. Tras partir de París, se dirigió a Rusia para disponerse a cruzar, en pleno invierno, la estepa siberiana. Seguidamente se adentraría en el siempre traicionero desierto de Gobi, hasta alcanzar la capital china, Pekín.
Retrato de Víctor Meignan (1886). Wikimedia Commons.
Meignan plasmó las memorias de este viaje en su libro De París a Pekín a través de Siberia, un título que es editado por primera vez en español por Ecos de Oriente, 150 años después de que Meignan concluyese su periplo. Este artículo pretende complementar el libro con dos mapas interactivos que reviven algunos de los pasajes más emocionantes de su historia.
Cuando me apetece hacer un viaje, me gusta visitar los países en su estación típica.
En primer lugar se ofrece el itinerario de Meignan. El segundo mapa es más de carácter etnográfico, y pretende ilustrar a los diferentes grupos étnicos que Meignan encontró por el camino.
Itinerario de Víctor Meignan
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1
París
El 25 de octubre de 1873, a las ocho de la mañana, salí de la Gare du Nord. Yo estaba de excelente humor por las estimulantes expectativas de tanta aventura, como el lector podrá imaginar. Ocupado con los preparativos finales...
2
Berlín
Berlín no redime con ninguna belleza artística su estéril situación. Pero no se puede esperar que un parisino encuentre mucho atractivo en Berlín, y por ello la encontré muy aburrida. Sus calles están mal pavimentadas; enormes alcantarillas, que separan la calzada del pavimento, exponen a los carruajes al peligro y exhalan olores nocivos, llenas como están de agua sucia y desperdicios de todo tipo.
3
San Petersburgo
La parte de Rusia comprendida entre Vilna y San Petersburgo es sencillamente melancólica. Cuando la recorrí, la ausencia de nieve, de sol y de hojas en los árboles, hacía aún más llamativo este carácter que le es propio.
Esto es lo que se presenta al viajero al entrar en Rusia, inmensidad, impenetrabilidad y silenciosa penumbra.
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Moscú
Las prácticas rituales individuales en las calles, en el paseo marítimo, en todas partes y a todas horas, constituyen sin duda algunas de las características especiales de Moscú. A cada paso uno se encuentra con gente arrodillada y recitando oraciones, aunque aparentemente nada exija esa devoción.
5
Nizni Nóvgorod
La ciudad de Nizni Nóvgorod es pintoresca y, al mismo tiempo, muy interesante por la animación de sus bazares. Al contrario de lo que generalmente se encuentra en este vasto imperio, aquí todo tiene un aire de alegría, de prosperidad ajetreada y de vivo movimiento.
6
Kazán
Apenas había llegado a Nóvgorod, cuando deseé emprender cuanto antes mi viaje en trineo. Así es como el hombre se siente atraído por aventuras desconocidas, aun cuando intuya que está condenado a convertirse, como consecuencia de ellas, en un sufridor.
Kazán es la última ciudad en el camino a Siberia que todavía conserva un aspecto europeo, en la medida en que muchas de sus casas están construidas de piedra, y están dispuestas en calles de forma definida. Estaba, pues, impaciente por abandonarla y ver algo de carácter asiático.
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Perm
El aspecto de la Rusia asiática produce en la mente una impresión no muy distinta de la que se deriva de la contemplación del océano o del desierto africano, y es la inmensidad, la inmensidad doliente.
Perderse en medio de este espacio inhóspito e ilimitado no es simplemente consumirse de hambre y sed, como en las arenas del desierto, con alguna perspectiva, aunque remota, de alivio; aquí uno muere traspasado de frío hasta los tuétanos, demorándose sin esperanza; porque, ¿qué esperanza podría existir para escapar de una región interminable para el ojo abatido, cuya temperatura glacial sin movimiento significa la muerte inevitable?
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Ekaterimburgo
Después de nueve o diez horas de viaje por Asia, llegamos a Ekaterimburgo. Esta ciudad debería servir de ejemplo a muchas otras ciudades rusas. Esculpen artísticamente las piedras coloreadas y transparentes que se encuentran en los Urales en gran abundancia, convirtiéndolas en objetos de muy buen gusto para la ornamentación doméstica.
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Tiumén
Esta parte del viaje, si no la más interesante, fue al menos la más agradable.
Era el nuestro un grupo de siete personas, muy agradable, el que se sentó a cenar por la noche. El menú contribuyó en gran medida a nuestra diversión. Cada uno de nosotros compartió sus heladas provisiones, y fue un pícnic encantador, que proporcionó anécdotas interesantes en abundancia. Sacamos pan congelado, caviar congelado, frutas en conserva congeladas y salchichas, tan rígidas, que resistían cualquier intento de ceder, incluso contra la rodilla, cualquiera que fuese la fuerza empleada.
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Ishim
Habíamos pasado Ishim a las nueve de la mañana; hacia las cinco de la tarde, habíamos vuelto a cambiar de caballo, cuando ya estaba bastante oscuro, y cansado por la fatiga, me había quedado dormido. De pronto me despertó un sobresalto.
Nuestro conductor se había extraviado en este espantoso desierto. Su temor a ser menospreciado, y tal vez a la animadversión, le habían impedido confesar inmediatamente su torpeza y desatino, y durante tres horas, por lo menos, había estado vagando por donde el azar le llevaba.
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Omsk
La estepa vista desde Omsk es más hermosa, más diversificada y más imponente, incluso que el mar. La hierba adquiere tonalidades tan profundas que llega a ser casi negra; entonces parece que en lugar de una pradera verde sin límites, hay un vasto golfo de profundidad inconmensurable bostezando ante el espectador; y luego, tal vez, una hora después, según la posición del sol y el estado del firmamento, un campo ilimitado de brillante verdor se levanta bajo la vista, y reemplaza, como por encanto, la misteriosa penumbra del abismo sin fondo por la alegría inspiradora de un paisaje vernal.
12
Koliván
Después de haber pasado el Obi, entramos en un territorio de aspecto muy singular; era todavía llano, pero inclinado, que se elevaba gradualmente, aparentemente sin fin, hasta el horizonte.
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Tomsk
Llevábamos ya tres días de viaje desde Omsk, cuando, hacia las cinco de la mañana, nos despertaron unas violentas sacudidas del escarpado hielo del Tom, que anunciaron nuestra aproximación, lograda no sin dificultad, a la ciudad de Tomsk. Los habitantes de Tomsk, siempre ocupados y principalmente en el cultivo de la tierra, han conservado, más escrupulosamente que en otros lugares, las antiguas costumbres siberianas.
Cuando un visitante se presenta, se inclina dos o tres veces, haciendo al mismo tiempo la señal de la cruz ante el cuadro; luego, pero no antes, saluda a su anfitrión de una manera acorde con su ocupación en ese momento.
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Krasnoyarsk
Seguimos viajando largo rato a través de este bosque primitivo, cuyo lúgubre silencio y salvaje grandeza me disponían a meditar más que a hablar.
La superficie por la que nos desplazábamos se iba ondulando suavemente, luego se sucedieron pequeñas lomas y, por fin, desapareció la monótona llanura.
Esto me recordó de forma muy convincente lo indiferentes que nos volvemos con el tiempo a las interminables escenas repetidas o continuadas de la vida cotidiana, por muy agradables que sean, y lo rápido que nos despertamos, incluso a una conciencia desnuda de ellas después de un intervalo meramente moderado de su interrupción.
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Irkutsk
Después de ocho días y ocho noches de camino, penetramos por fin en el valle del Angará. Este río procede del lago Baikal, pasa por Irkutsk y finalmente se pierde en el Yeniséi.
Mi llegada a Irkutsk estuvo acompañada de estas grandiosas escenas de luz, tan sorprendentes por su novedad y esplendor.
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Verjneúdinsk (Ulán Udé)
No hay en Siberia, como en la Rusia europea, una distancia tan grande entre el pueblo y las clases superiores. El campesinado, un día, no dejará de notar la manera en que su credo, ante el que siempre ha doblado la rodilla en veneración, es tratado por sus superiores, y no tardará en reclamar la seductora libertad que ha descubierto en quienes deberían servirle de modelo de conducta.
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Kiajta
Por fin, el 27 de marzo, a las nueve de la mañana, divisé desde lo alto de una colina la aldea de Kiajta, al final de la cual se alzaban dos enormes postes amarillos que marcaban la frontera del Celeste Imperio y la entrada en la ciudad de Maimachen (Altanbulag).
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Urga (Ulán Bator)
Muchas veces durante este viaje, nos vimos rodeados de repente por jinetes mongoles vestidos con chaquetas amarillas y calzones rojos que, habiendo divisado un transporte ruso, habían galopado a toda velocidad para satisfacer su curiosidad. Llevaban largas pértigas bastante pesadas, sujetas a sus caballos y que arrastraban tras de sí, dejando en la arena un rastro de su recorrido.
Este precioso surco, que hace el papel de las piedrecitas blancas de Pulgarcito, impide que se extravíen y los lleva, después de muchos días de salvaje vagabundeo por el desierto, infaliblemente de vuelta a sus tiendas. Armados tan formidablemente como parecían, unas veces con arco y flechas, otras con un mosquete y bayoneta, y siempre con un cuchillo de aspecto asesino, estos vagabundos de aspecto salvaje nos llenaban de recelo en cuanto a sus pacíficas intenciones.
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Kalgán (Zhangjiakou)
En las inmensas soledades de Siberia hay bosques que presentan diversos rasgos que alivian la vista con el cambio de color o de forma; en el mar abierto las olas están constantemente en movimiento, movimiento que es sugestivo de vida y, en consecuencia, atrae nuestra simpatía; pero aquí, en el desierto de Gobi, hay una ausencia completa de cambio, así como de movimiento. No hay nada más que una interminable soledad de silencio y descanso. En ninguna parte, excepto en presencia de los muertos o solo entre las tumbas, de las que el desierto es fuertemente sugestivo, nos sentimos tan tristes y solos, tal es la opresión en los espíritus, rodeados como estábamos por este interminable e inmutable desierto de arena.
20
Chadao
Después de haber recorrido más de cincuenta millas, llegamos a Chadao. Este pueblo está pintorescamente situado al pie de una pequeña montaña que donde se ubica la tercera muralla, aquí construida de ladrillo. Como llegamos bastante temprano y nuestra posada estaba cerca de la puerta del pueblo, fuimos a dar un paseo por las murallas, que consisten en un gran muro de ladrillo de cuatro o cinco metros de ancho. Me asombró mucho ver allí dos cañones sin cureña, abandonados como maderos inútiles. ¿Puede ser cierto que los cañones existieran en China mucho antes de que en Europa tuviéramos noción alguna de las propiedades de la pólvora? Es bastante seguro que ninguna expedición europea ha penetrado tan lejos como Chadao.
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Pekín
La mejor parte de Pekín es la que rodea el palacio. Se la conoce con el nombre de la Ciudad Tártara. Los grandes mercaderes y los más famosos comerciantes de curiosidades viven aquí, y también llevan a cabo sus negocios.
Las casas tienen simplemente una planta baja y ningún otro piso; pero sus fachadas en las calles son de madera esculpida y dorada. El grosor de la ornamentación es considerable, y las tallas están hundidas en ella con una delicadeza bastante china a su manera. No sé cuánto valdría una de estas fachadas en Francia. Imagínese el lector una calle entera bordeada de tiendas de este tipo, relucientes de dorado bajo un cielo brillante, y mostrando, dispuestas con gusto en sus interiores, adornadas con estos ricos marcos, todas las maravillas del país de las hadas asiático.
Quizás mis lectores se preguntarán qué pudo inducirme a emprender un viaje tan fatigoso. Sólo entonces había imaginado el lado luminoso de este viaje, pero ahora que he visto el otro, puedo aconsejarles que no sigan mi ejemplo; porque aunque hay muchas escenas nuevas, grandiosas y sorprendentes de la naturaleza, acompañadas de muchas aventuras emocionantes, no se pueden disfrutar en un clima tan riguroso como el de Siberia en invierno sin incurrir en muchas penurias, e incluso exponerse a una parte considerable de peligro.
Etnias de Siberia según Meignan

Tártaros
Tártaros. Click to expand.
Los tártaros es un nombre colectivo que se aplica a los pueblos túrquicos de Europa Oriental y Siberia. Debido a la magnitud de las migraciones y mezclas entre diferentes pueblos y la libre utilización del adjetivo "tártaro", en la actualidad se cuenta como tártaros a gentes que van desde el aspecto mongoloide en un extremo hasta el caucasoide en el otro.

Votyaks (Udmurtos)
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Los udmurtos son un grupo étnico de tipo ugrofinés, que habita principalmente en la república rusa de Udmurtia. Sobre ellos, Meignan escribió: Los votiaks parecen haber conservado toda su antigua libertad, y vagan por los intrincados e ilimitados bosques de Rusia oriental en busca de caza con la que subsistir.

Buriatos
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Los buriatos son un grupo étnico de tipo mongol, originarios del sureste de Siberia, y que hablan el idioma homónimo. Se encuentran entre las dos etnias más populosas de Siberia (además de los yakutos). Meignan escribió sobre ellos:

Tunguses (Evenkis)
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Meignan se refirió a los evenkis con el exónimo ruso de la época, tunguses. Los evenkis son una etnia que ocupa la zona norte de Siberia y de tradición nómada. Meignan escribió: Los tunguses, que pretenden ser aún mejores jinetes que los kirguises o los mongoles, son los más numerosos de estas diversas razas vistas en Irkutsk.

Samoyedos (Nenets)
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Los nenets son un pueblo siberiano disperso entre varias regiones de la actual Rusia. Originalmente migraron en diferentes direcciones, dando lugar a dos grupos bien diferenciados: uno sedentario y otro nómada. Meignan dejó un testimonio bastante duro al respecto de esta etnia: No hay raza más degradada en la característica de considerar a las mujeres como seres inferiores, y entre ninguna otra son tratadas tan duramente como entre los samoyedos. Estar en un estado de menstruación se considera degradante. Durante este periodo, las mujeres no se atreven a comer carne fresca; se ven obligadas a contentarse con alimentos menos sabrosos.

Oljoneses
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Meignan escribió: Entre otras razas, los nativos de la isla de Oljón se encuentran ocasionalmente en las calles de Irkutsk. Las orillas del lago Baikal, antes de la conquista rusa, habían servido, desde los tiempos más remotos, como lugar de destierro para los chinos. Llamaban a este país, en su lenguaje figurado, la tierra de las largas noches. Algunos descendientes de estos exiliados aún viven en estos lugares y habitan una pequeña isla en la orilla occidental del lago Baikal, llamada Oljón. Muchos de estos isleños aún se adhieren a la antigua religión chamánica, de la que surgió más tarde, según dicen, el culto a Buda, ampliamente extendido. No se sabe mucho de esta religión chamánica, más allá del hecho de que adoran a un ser supremo, que reside en el sol.

Yakutos
Yakutos. Click to expand.
Los yakutos son un grupo étnico de origen túrquico que habita la región del norte de Siberia, principalmente alrededor Yakutia. Meignan cuenta en su libro esta escalofriante historia: Una sacerdotisa se clavó una vez un cuchillo en el cuerpo sin causar la muerte. La primera vez, al parecer, la operación no tuvo éxito, pero al día siguiente, el intento fue renovado, y esta vez el golpe fue mejor dirigido. Después cubrió la herida con un emplasto de resina de alerce y corteza de abedul, y la vendó con un trapo. Pero hubo un incidente aún más singular. Se la obligó a firmar una especie de informe oficial, en el que declaraba que nunca se había clavado el cuchillo en el cuerpo antes de haber operado ante nosotros; que ni siquiera tenía intención, al principio, de llegar tan lejos; que sólo pretendía engañarnos a nosotros y a los yakutos, deslizando con destreza el cuchillo entre su piel y su vestido; que los yakutos nunca habían sospechado la veracidad del hechizo, pero que nosotros la habíamos vigilado demasiado de cerca; que, además, ella había oído decir a otros hechiceros que, cuando uno golpeaba con eficacia, no moría después por poco que probara su propia grasa, y que, ahora que se le exigía por propia voluntad que dijera la verdad, no podía negar que, hasta ahora, había engañado a los yakutos. La herida, que sólo vendó dos veces, se curó completamente en diez días y, probablemente, su juventud contribuyó mucho a esta pronta curación.

Koriakos
Koriakos. Click to expand.
Los koriakos son un pueblo originario del extremo oriental de Siberia, establecidos en el norte de la península de Kamchatka. Meignan escribió:

Kamchadales
Kamchadales. Click to expand.
Kamchadal era un término usado para denominar aquellos descendientes de grupos aborígenes siberianos (koriakos, ainu o itelmenos) que se mezclaron con los colonos rusos y asimilaron la cultura y costumbres rusas (religión y sedentarismo). Según Meignan:

Kuriles (Ainu)
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Meignan escribó:
Llegará el día, y tal vez no esté lejano, en que los chinos emigrarán a Europa, como ya emigran a Japón, California y Perú; formarán en Marsella, París y Londres barrios más importantes que los de Shanghái, Macao y Saigón, y el comercio exterior tomará una expansión desconocida con esta nación.
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