Sudán – Seis meses de crisis y desplazamiento forzado

Casi 6 millones de personas se han visto forzadas a huir desde mediados de abril: un promedio de un millón de personas al mes.

El 15 de abril estallaron los combates entre dos facciones militares rivales en Jartum, la capital de Sudán. La violencia se extendió rápidamente a otras partes del país y continúa, a pesar de los repetidos llamamientos de alto el fuego.

El impacto para la población civil y refugiada atrapada en el fuego cruzado ha sido catastrófico. Millones de sudaneses y refugiados que viven en el país han tenido que huir a otras partes de Sudán o cruzar a países vecinos. Las tasas de desnutrición van aumentando, y el sarampión y otras enfermedades proliferan. Casi 25 millones de personas – la mitad de la población – son ahora vulnerables y necesitan urgentemente asistencia humanitaria y protección.

Mientras tanto, la financiación de la respuesta se ha quedado muy por detrás de las necesidades: al 3 de octubre, un plan de respuesta humanitaria revisado para 2023 solo estaba financiado en un 33 por ciento.

Sin señales de que se llegue pronto a un cese de los enfrentamientos – que se necesita con urgencia – la crisis amenaza con consumir el país y desestabilizar la región, mientras los vecinos de Sudán luchan por absorber la creciente afluencia de refugiados y retornados.

Presiona PLAY para ver los enfrentamientos y ataques registrados desde el 16 de abril por  ACLED 

Personas refugiadas desplazadas dentro de Sudán

La población del campamento de Um Sangour, en el estado del Nilo Blanco, se ha duplicado con creces desde el inicio del conflicto. ©ACNUR/Ala Kheir

Antes del conflicto, Sudán albergaba a más de un millón de personas refugiadas, la segunda población de refugiados más numerosa de África. La mayoría procedían de Sudán del Sur y vivían en los estados de Jartum y Nilo Blanco, pero los refugiados que huyeron de la crisis en el norte de Etiopía a partir de finales de 2020 también encontraron refugio en el este de Sudán, mientras que otros vinieron de Eritrea, Siria y la República Centroafricana. La mayoría se quedó viviendo en asentamientos informales y zonas urbanas, pero otros se establecieron en campamentos formales, sobre todo en el este de Sudán y en el estado de Nilo Blanco.

Desde el comienzo de la crisis, alrededor de 188.000 personas han huido a otras partes del país en busca de protección. Algunas se han trasladado a asentamientos de desplazados internos, mientras que otras han buscado seguridad en campamentos de refugiados ya existentes que, incluso antes del conflicto, tenían problemas de hacinamiento y falta de recursos. Según los datos disponibles, solo en el estado de Nilo Blanco han llegado otras 144.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo huyendo de Jartum y otras zonas de conflicto, lo que supone un aumento de casi el 50 por ciento de la población refugiada anterior a la crisis, que era de 297.000 personas.

Refugiados que huyen de Sudán

Desde el inicio del conflicto, poco más de 20.000 personas refugiadas no sudanesas han huido del país que les había acogido. El mayor número corresponde a eritreos y sursudaneses que han cruzado a Etiopía y Egipto.

Superan con creces a este grupo los refugiados que han regresado prematuramente a sus países de origen. La gran mayoría son sursudaneses. Un número mucho menor también ha regresado a la República Centroafricana y Etiopía.

Retornos prematuros

Cerca de 266.000 personas de Sudán del Sur que huyeron a Sudán para escapar de la brutal guerra civil de su país han emprendido el viaje de regreso en los últimos seis meses.

Pero han regresado a un país que sigue enfrentándose a la inestabilidad y la inseguridad, así como a unas infraestructuras deficientes, una escasez crónica de alimentos y varios años de inundaciones devastadoras.

Personas refugiadas sursudanesas retornadas esperan en el aeropuerto de Palouch, en el estado del Alto Nilo, un avión de carga con destino a la ciudad de Wau, al noroeste del país. ©ACNUR/Andrew McConnell

Los retornados llegan principalmente por el paso fronterizo de Joda, en el estado de Alto Nilo, antes de ser trasladados a un centro de tránsito en la cercana Renk. El centro se diseñó para albergar a 3.000 personas, pero actualmente viven en él y en sus alrededores cuatro veces más personas, en circunstancias cada vez más difíciles. Carecen de alojamiento suficiente, instalaciones de agua y saneamiento, o servicios sanitarios.

Cada vez llegan más niñas y niños de Sudán con sarampión y desnutrición. Mientras tanto, el Programa Mundial de Alimentos ha advertido de que se avecina una  emergencia alimentaria  en la frontera, ya que la financiación para la asistencia alimentaria no sigue el ritmo del flujo constante de nuevas llegadas.

Intenciones de seguir adelante - Fuente: Herramienta conjunta de vigilancia fronteriza de OIM y ACNUR

Qué hace ACNUR

Dentro de Sudán, los continuos enfrentamientos en las regiones de Jartum, Kordofán y Darfur han obstaculizado la capacidad de ACNUR y otras agencias para brindar la asistencia que tanto se necesita. En las zonas donde la situación de seguridad lo permite, como los estados de Gadarif, Kassala, Nilo Blanco y Nilo Azul, ACNUR ha reforzado sus operaciones para seguir proporcionando protección y asistencia a las personas refugiadas y responder a los nuevos patrones de desplazamiento. Además, ACNUR ha establecido nuevas oficinas en Puerto Sudán, Wad Madani y Wadi Halfa, donde nuestros equipos y socios asisten a la población refugiada, desplazada interna y a otras personas sudanesas afectadas. Proporcionamos artículos de socorro, alojamientos de emergencia, ayuda en efectivo y servicios esenciales, como programas de educación, asistencia jurídica a las personas que carecen de documentación civil y apoyo psicosocial.

En los países vecinos, ACNUR está coordinando la respuesta a la afluencia de refugiados y retornados junto con los gobiernos, otras agencias de la ONU y socios. Nuestros equipos han estado trabajando sin descanso para apoyar a las personas recién llegadas, crear centros de tránsito donde puedan descansar y recibir servicios esenciales de protección y ayuda de emergencia, establecer y ampliar campamentos donde puedan acceder a ayuda a más largo plazo y facilitar los traslados fuera de las zonas fronterizas superpobladas.

Sin embargo, con millones de personas que han huido a países vecinos o a otras partes de Sudán y que requieren ayuda urgente, la disminución de la atención internacional y la falta crónica de financiación están obstaculizando la capacidad de ACNUR y de otras organizaciones para salvar vidas.

No podemos permitir que esto se convierta en otra emergencia olvidada. Para apoyar a las personas que se han visto forzadas a huir de Sudán, haz clic abajo.

Las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones que aparecen en este mapa no implican el apoyo o la aceptación oficial de los mismos por parte de las Naciones Unidas.

Para preguntas / comentarios

  IPDA   - Servicio Global de Datos de ACNUR

La población del campamento de Um Sangour, en el estado del Nilo Blanco, se ha duplicado con creces desde el inicio del conflicto. ©ACNUR/Ala Kheir

Personas refugiadas sursudanesas retornadas esperan en el aeropuerto de Palouch, en el estado del Alto Nilo, un avión de carga con destino a la ciudad de Wau, al noroeste del país. ©ACNUR/Andrew McConnell